El artículo comienza explicándonos lo horribles que son para
Larra los días 24, pues cree que siempre le ocurre algo malo en dicho día.
Cuenta entonces lo que le sucedió el último día 23 del año 1836,
cuando amaneció nevando y hacía muchos grados bajo cero; “como el crédito del
Estado”.
Puesto que no quiere ocurra una desgracia se dedica a estar
sentado sin moverse, reflexionando sobre los afortunados que no son filósofos
ni escritores pues no están obligados a pensar.
La voz de su criado anunciando la comida le sacó de sus
reflexiones e iba a contestarle como don Quijote: "Come, Sancho hijo,
come, tú que no eres caballero andante y que naciste para comer"; cuando
recordó que era Navidad y que es fecha tan señalada los criados de los romanos
podían decir la verdad a sus amos.
“." Saqué de mi gaveta unas monedas; tenían el busto de los
monarcas de España: cualquiera diría que son retratos; sin embargo, eran
artículos de periódico. Las miré con orgullo:
-Come y bebe de mis artículos -añadí con desprecio; -sólo en esa
forma, sólo por medio de esa estratagema se pueden meter los artículos en el
cuerpo de ciertas gentes.”
Va entonces al teatro y horas después al regresar a su casa,
encuentra a su criado borracho, por lo que pretende que le diga la verdad.
El criado le dice entonces que le da lástima, ya que siempre está
triste, mientras él, aunque criado es feliz; su amo siempre está distraído y
duerme mal, mientras él duerme, aunque no duerme en un mullido lecho duerme
bien; dentro de él hay un acusador que no le deja dormir bien, y lo oculta con
su elegante frac. “Tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le
destrozas, hozando en él, como quien remueve la tierra en busca de un tesoro.
Yo nada busco”. “Tú eres literato y escritor, y ¡qué tormentos no te hace pasar
tu amor propio, ajado diariamente por la indiferencia de unos, por la envidia
de otros, por el rencor de muchos!”
“Preciado de gracioso, harías reír a costa de un amigo, si amigos
hubiera, y no quieres tener remordimiento. Hombre de partido, haces la guerra a
otro partido”. “Ofendes y no quieres tener enemigos”. “Te llamas liberal y
despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han
azotado”. “Los hombres de mundo os llamáis hombres de honor y de carácter, y a
cada suceso nuevo cambiáis de opinión”. “Tú lees día y noche buscando la verdad
en los libros hoja por hoja, y sufres de no encontrarla ni escrita”. “Cuando yo
necesito de mujeres echo mano de mi salario y las encuentro, fieles por más de
un cuarto de hora; tú echas manos de tu corazón, y vas y lo arrojas a los pies
de la primera que pasa, y no quieres que lo pise y lo lastime, y le entregas
ese depósito sin conocerla”
“Inventas palabras y haces de ellas sentimientos, ciencias,
artes. Objetos de existencia. ¡Política, gloria, saber, poder, riqueza,
amistad, amor! Y cuando descubres que son palabras, blasfemas y maldices.”
“Tenme lástima, literato. Yo estoy ebrio de vino, es verdad; pero
tú lo estás de deseos y de impotencia...”
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