“Si fuera posible reducir a un solo eco las voces todas de la
actual generación europea […] la palabra romanticismo parecería ser la
dominante”.
Sin embargo, esta palabra que “todas las plumas adoptan, que
todas las lenguas repiten, carece de una definición exacta, que fije su
verdadero sentido”.
Cada sabio contesta de manera distinta a qué es el romanticismo. “Unos
le han dicho que era todo lo ideal y romanesco; otro, por el contrario, que no
podía ser sino lo escrupulosamente histórico; cuáles han creído ver en él la
naturaleza su verdad; cuáles la imaginación en toda su mentira; algunos han
asegurado que sólo era propio para describir la Edad Media; otros le han
hallado aplicable también a la moderna; aquellos le han querido hermanar con la
religión y con la moral; éstos le han echado a reñir con ambas; hay quien
pretende dictarle reglas; hay, por último, quién sostiene que su condición es
la de no guardar ninguna”.
“Todos los objetos le han parecido
propios para ser mirados al través de aquel prisma seductor; y no contenta con
subyugar a él la literatura y las bellas artes, que por su carácter vago
permiten más libertad a la fantasía, ha adelantado su aplicación a los
preceptos de la moral, a las verdades de la Historia, a la severidad de las ciencias”.
El escritor que acusa a la sociedad de
corrompida, a contribuido a corromperla con sus escritos; el político,
exagerando el sistema político (“pretende
reunir en su doctrina el feudalismo y la república”); “el historiador, que poetiza la
Historia; el poeta que finge una sociedad fantástica, y se queja de ella porque
no reconoce su retrato; el artista, que pretende pintar a la naturaleza aún más
hermosa que en su original”. Esto en épocas pasadas se tuvo por extravagancia,
lo que ahora se tiene por romanticismo puro.
“lo
que hoy se entiende por romanticismo sea necedad, sino que todas las cosas
exageradas suelen degenerar en necias; y bajo este aspecto, la romántico-manía
se pega también”.
Toma al romanticismo por una enfermedad contagiosa, que en origen pudo ser
sublime y destello de genio y es ahora ridículo y loco.
Así, Victor Hugo encontró
el romanticismo en el Seminario de Nobles, descubrió a Calderón e impregnándolo
de espíritu francés se llamó Mesías de la literatura, “que venía a redimirla de
la esclavitud de las reglas”. “Y luego salió de Francia aquel virus ya
bastardeado, y corrió toda la Europa, y vino, en fin, a España; y llegó a
Madrid (de donde había salido puro)”
Su sobrino
conoció entonces el romanticismo y como decía “la fachada de un romántico debe
ser gótica, ojiva, piramidal y emblemática”; eliminó el frac, suprimió el
chaleco, luego el cuello de la camisa, luego las cadenas y relojes, los botones
y alfileres, después los guantes, luego las aguas de olor, los cepillos, el
barniz de las botas, y las navajas de afeitar, “y otros mil adminículos que los
que no alcanzamos la perfección romántica creemos indispensables y de todo
rigor”
“Ya que vio romantizada su persona, toda
su atención se convirtió a romantizar igualmente sus ideas, su carácter y sus
estudios”. Entonces, su sobrino rechazó las carreras científicas, optando por
la de poeta; recorrió día y noche los cementerios y escuelas anatómicas, trabó
amistosa relación con los enterradores y fisiólogos; aprendió el lenguaje de
los búhos y de las lechuzas; encaramóse a las peñas escarpadas, y se perdió en
la espesura de los bosques; interrogó a las ruinas de los monasterios y de las
ventas,…
Rechazó a los autores clásicos
castellanos por los románticos europeos. “Fuertemente
pertrechado con toda esta diabólica erudición, se creyó ya en estado de dejar
correr su pluma”
“unas
veces me parecía mi sobrino un gran poeta, y otras un loco de atar”. “ni él mismo entendía lo que
quería decir.”
“Sin
embargos el muchacho con estos raptos consiguió al fin verse admirado por una
turba de aprendices del delirio.
Decide
entonces escribir una obra de teatro, “y compuso un drama”.
“¡Con
qué placer haría yo a mis lectores el mayor de los regalos posibles dándoles in
integrum esta composición sublime, práctica explicación del sistema romántico”
“Original,
en diferentes prosas y versos, en seis actos y catorce cuadros”. “Siglos IV y V.-La escena pasa en
toda Europa y dura unos cien años.”
“No
fue menester más para que la chispa eléctrico-romántica atravesase
instantáneamente la calle, y pasase desde el balcón de la doncella sentimental
al otro frontero donde se hallaba mi sobrino, viniendo a inflamar súbitamente
su corazón” y concluyeron por “entregarse a aquel sentimiento vago, ideal,
fantástico, frenético, que no sé bien cómo designar aquí, si no es ya que me
valga de la consabida calificación de... romanticismo puro.”
“A
mí no me desagradó la idea de que el muchacho se inclinase a la muchacha”
“cuando
una noche me hallé sorprendido con la vuelta repentina de mi sobrino, que en el
estado más descompuesto y atroz corrió a encerrarse en su cuarto”
Va
a la casa de la muchacha para averiguar la causa del drama. Esta era un papel
que había escrito su sobrino a la muchacha “Y a todo esto -añadía el padre-,
nada de boda ni nada de solicitar un empleo para mantenerla....” “y a lo mejor
nos asusta por las noches, despertando despavorida y corriendo por toda la
casa, diciendo que la persigue la sombra de no sé qué Astolfo o Ingolfo el
exterminador; y nos llama tiranos a su madre y a mí; y dice que tiene guardado
un veneno”
“Si
no lo convencí de que podía casar a su hija con un tigre, por menos le
determiné a casarla con un loco.” “Satisfecho con tan buenas nuevas, regresé a
mi casa para tranquilizar el espíritu del joven amante;”
La criada gallega, viendo mal al joven,
le mete en su cuarto e intenta seducirle, “pero el preocupado galán no respondía, sino de cuando
en cuando exhalaba hondos suspiros”.
Empieza
a improvisar un poema a su amada y la criada se queda atónita.
Encierra a su sobrino en su habitación y
aparta todos los objetos con que pueda lastimarse, encuentra una carta dirigida
a él alarmante. Decide entonces, que este se alistaste en el ejército y le ve
partir.
Un año después, le vuelve a ver robusto
y alegre. “Luego que
ya le vi en estado que no peligraba, le entregué la llave de su escritorio”
“Deseoso
sin duda, de probarme su nuevo humor, quiso entregarlas al fuego; pero yo,
celoso de su fama póstuma, me opuse fuertemente a esta resolución; únicamente
consentí en hacer un escrupuloso escrutinio, dividiéndolas, no en clásicas y
románticas, sino en tontas y no tontas” y en cuanto a la obra de teatro la
tenía otro poeta.
“La
lectura, en fin, de sus versos trajo a la memoria del joven militar un recuerdo
de su vaporosa deidad; preguntóme por ella con interés, y aun llegué a
sospechar que estaba persuadido de que se habría evaporado de puro amor; pero
yo procuré tranquilizarle con la verdad del caso, y era que la abandonada
Ariadna se había conformado con su suerte: ítem más, se había pasado al género
clásico, entregando su mano, y aun no sé si su corazón, a un honrado mercader
de la calle de Postas...”
“Bien es la verdad que él, .por su parte, no la había hecho, según me confesó, sino unas catorce o quince infidelidades en el año transcurrido. De este modo concluyeron unos amores que si hubieran seguido su curso natural, habrían podido dar a los venideros Shakespeares materia sublime para otro nuevo Romeo”.
“Bien es la verdad que él, .por su parte, no la había hecho, según me confesó, sino unas catorce o quince infidelidades en el año transcurrido. De este modo concluyeron unos amores que si hubieran seguido su curso natural, habrían podido dar a los venideros Shakespeares materia sublime para otro nuevo Romeo”.
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