Cartas eruditas y curiosas (Tomo 4, Carta 3) - Feijoo

Preguntó un Caballero al Autor si hallaba algún arbitrio para que un Noble, provocado a desafío, por el motivo de evitar la ofensa de Dios, excusase de aceptarle, sin incurrir la nota de cobarde; y le responde en ésta

1.    “el Noble desafiado no debe, ni puede aceptar, porque pecaría gravísimamente en hacerlo; lo uno contra sí exponiendo su vida; lo otro contra el prójimo, queriendo, o poniéndose en ocasión próxima de quitársela” además la Iglesia contempla el duelo como pecado bajo pena de Excomunión mayor.
2.    Mas pese a esto, “Si acepta, ofende a Dios gravísimamente; sino, queda reputado entre los hombres por infamemente cobarde”. Debe el Noble elegir no ofender a Dios.
3.    Sin embargo, esto es arduo. Pone el ejemplo del Virrey de Cataluña que empuñó una daga contra San Francisco de Borja, y este sufrió el insulto arriesgándose a que muchos le llamasen cobardes.
4.    “y no pudiendo por consiguiente esperarse de muchos, que puestos en el conflicto de admitir el desafío, o incurrir la nota de cobardes, hagan a Dios el gran sacrificio de cargar con aquella ignominia por no ofenderle; sería convenientísimo descubrir algún expediente para excusarse del desafío”
5.    “si el Noble desafiado, luego que se niega a la aceptación, voluntariamente se pusiese en otro riesgo de perder la vida, igual al que evita en el desafío, nadie le tendría por cobarde, antes todos juzgarían, que no por falta de valor, sino por otro motivo diferente se había excusado del duelo. Y si el ponerse en el nuevo riesgo fuese sin ofender a Dios, antes en servicio suyo, todos creerían que puramente por no ofenderle no había aceptado el desafío.”

Pone ejemplos de personas y países que así lo hicieron. Finaliza diciendo que “Por esto convendría mucho que los Príncipes prohibiesen el duelo con severísimas penas, y adonde el abuso fuese grande, las hiciesen aplicar irremisiblemente.

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